El museo como campo de batalla. MPBA R. Galisteo de Rodríguez. Santa Fe (Argentina). 2016.
Curaduría: Florencia Magaril.
Artistas: Maximiliano Peralta Rodríguez – Cintia Clara Romero, Santiago Villanueva, Elian y María Luque.
Sala de prácticas.
Instalación performativa. Ideada de manera conjunta con Cintia Clara Romero.
Pintura, objetos, video, textos, piso de goma.
9x6x4 mts.
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EL MUSEO COMO CAMPO DE BATALLA.
Por Florencia Magaril
Pensar al museo como campo de batalla evoca un vasto imaginario ligado a guerras, ejércitos, enemigos, estrategias militares y muerte. Vincular estas experiencias colectivas con la que puede proporcionar un museo de arte puede parecer un exceso. La metáfora desborda sus límites. El enunciado se vuelve un pequeño gesto de provocación que busca reinstalar una determinada mirada y suscitar una serie de interrogantes que se desprenden de una pregunta principal: ¿qué es un museo?, a partir de la cual continuar pensando qué museos tenemos y qué museos queremos, desde dónde se definen, quiénes los habitan y qué desean allí quienes los habitan.
La presente propuesta curatorial se centra en la posibilidad de pensar la tensión, la contradicción y el conflicto como campo de acción productivo para la creación de experiencias transformadoras en los museos. A través del conjunto de intervenciones, acciones y talleres realizados por diversos artistas, nos interesa explorar una serie de fronteras, planteadas como cuatro binomios en tensión. Así, Elián Chali trabajó con la tensión Museo/ Calle; Cintia Clara Romero y Maximiliano Peralta con el binomio Práctica Institucional / Práctica Autogestiva; María Luque trabajó sobre el Azar/Control; en tanto Santiago Villanueva y Francisco Bitar lo hicieron a partir del eje Coleccionar / Desechar.
Las acciones y talleres que se desprendieron de cada uno de estos ejes fueron pensados como activadores de recorridos, los cuales no establecen un punto de llegada concreto, sino caminos por descubrir. Nos metemos hacia el interior del edificio museístico para dialogar con sus historias, relatos, huellas y fisuras. Para pensar el museo que tenemos y el que queremos. Para pensar qué le pedimos al museo. Qué nos devuelve. Cómo lo imaginamos. Cómo lo soñamos. Cómo lo nombramos. Diversos lenguajes y estrategias amplificarán sentidos a su alrededor, generando al mismo tiempo nuevas preguntas y contradicciones.
Sostenemos que los museos son porciones de territorio donde se disputan sentidos y significados, simbólicos y materiales. Quienes los habitan (curadores, montajistas, comunicadores, artistas, públicos) pugnan por ejercer y definir sus roles, finalidades, misiones, aperturas y clausuras. Un campo en tensión, atravesado por cuestiones de poder, intereses políticos y económicos que determinan modos de programar y trabajar, a la vez que seleccionan los públicos a quienes convoca. Y esos edificios gigantescos, cargados de memoria, historias, personajes, generaciones y rumores, ejercen presión, desde afuera hacia adentro y desde adentro hacia afuera. Son espacios habitados por interrogantes y contradicciones. Sostenemos la necesidad de tornarlos visibles, de trabajar con y a partir de ellos.
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SALA DE PRÁCTICAS
Por: Maximiliano Peralta Rodríguez y Cintia Clara Romero.
“Sala de prácticas” es un espacio de entrenamiento físico heterotópico que se apropia del museo para reflexionar en torno a las relaciones, tensiones y solapamientos posibles entre las Prácticas Institucionales y las Prácticas Autogestivas.
Muchos son los artistas que, en las últimas dos décadas, han ampliado su horizonte de acción. Además de dedicarse al desarrollo de sus obras, comenzaron a generar plataformas de trabajo, provocando una redefinición de los procesos de producción de subjetividad que no se entienden ya como un monopolio del individuo creador, sino desde la perspectiva de su colectivización. Estas prácticas no se centran en un hacer objetual, sino en el diseño y en la gestión de proyectos grupales desplegados en función de generar espacios de exhibición, de formación o comercialización, lugares para el desarrollo de propuestas curatoriales, residencias de artistas o museos.
Quienes coordinan proyectos autogestionados saben acerca del trabajo diario, de rutinas, de las constantes adaptaciones a las circunstancias del contexto y del desempeño de múltiples roles: son artistas, gestores culturales, curadores eventuales, montajistas, docentes, diseñadores y comunicadores especializados en redes sociales.
Conocen acerca de la flexibilidad, la coordinación, la precisión, la fuerza, la agilidad, el equilibrio, la potencia, la adaptación, la resistencia y el hacer con lo disponible. Esta sala del Museo Rosa Galisteo se presenta como una invitación a seguir entrenándonos, en el hacer y el pensar, junto a decenas de artistas que impulsan, traccionan y activan proyectos en nuestro territorio provincial.
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